Jean-Pierre Sauvage, Fraser Stoddart y Bernard Feringa recibieron el Premio Nobel de Química 2016 por diseñar y producir máquinas moleculares. Se trata de un trabajo que, para la Academia, demuestra cómo la miniaturización de la tecnología puede conducir a una revolución. Las posibilidades de los robots diminutos son múltiples y, según el propio Feringa, tienen aplicaciones inimaginables como, por ejemplo, su uso en medicina para tratar enfermedades como el cáncer.
La directora del Máster en Nanociencia y Nanotecnología de la UMH, Ángela Sastre, celebró el premio con todo su equipo y explicó en una entrevista en la Cadena Ser que se trata de un galardón merecidísimo porque el trabajo en nanotecnología permite crear moléculas, a partir de compuestos sencillos, con propiedades que tienen aplicaciones innumerables en campos como la optoelectrónica o la farmacología y hasta para la obtención de energía.
La Nanociencia y la Nanotecnología son campos de investigación en pleno auge. Tal y como recoge la Academia en su comunicado, en comparación con las máquinas que cambiaron el mundo después de la revolución industrial del siglo XIX, las máquinas moleculares se encuentran en plena fase de crecimiento. Para la directora del Máster en Nanociencia y Nanotecnología de la UMH, Ángela Sastre, el futuro de este campo científico pasa por seguir subvencionando esta línea de investigación para que a medio plazo se puedan obtener beneficios tangibles para la sociedad.